REGINA PACIS: ESCUELA DE ARTES VISUALES - 1er Año - Material de Trabajo
Material de trabajo realizado sobre la base de: CIRLOT, Victoria. «La estética de lo monstruoso en la Edad Media». Revista de literatura medieval, 1990, n. 2, p. [175-182]. Publicaciones Universidad de Alcalá de Henares, 1990
LA ESTÉTICA DE LO MONSTRUOSO EN LA EDAD MEDIA
En un edificio románico, la mirada recibe impresiones contrastantes. Quieta ante los elementos arquitectónicos que configuran una imagen de precisión geométrica, se agita al recorrer los complejos entramados lineales de algunas figuras esculpidas. Algunos capiteles ostentan mujeres con los pechos desnudos y la mitad inferior del cuerpo resuelto en dos colas; otros, animales frenéticamente retorcidos con grandes bocas devoradoras.
Frente a la austeridad de la piedra de arcos y columnas, el capitel encierra un mundo desbordante de formas.
Son monstruos jamás vistos por el ojo humano. ¿De dónde han surgido? ¿Son el producto del sueño de la razón o de esa actividad que llamamos fantasía? ¿Por qué los monstruos en el claustro?
Los monstruos continuaron floreciendo en los espacios sagrados, primero en las miniaturas anglosajonas e irlandesas, después en los claustros románicos, luego en las catedrales góticas. El monstruo es objeto de representación en el arte medieval y sus cualidades inherentes llegaron a configurar una estética fundamentada en la deformidad, en las mezclas extrañas, en el exceso y la exuberancia. Una estética que es preferible llamar monstruosa, más que fantástica, porque no deriva ni del delirio fantástico ni de la subjetividad soñadora. Su origen y también su justificación están en el monstruo mismo.
Hacia el año 700 se escribe el primer tratado medieval sobre los monstruos. No es casual ni la fecha ni el lugar en que aparece. A finales del siglo XII la cultura medieval adquiere su identidad en la confluencia de tradiciones, clásica y cristiana, adoptadas en territorios en los que sobrevivían remotas civilizaciones nativas. Los centros de la nueva cultura se extienden en un ámbito bien delimitado: Irlanda y la isla de Bretaña, esto es, la zona de peregrinación donde tuvo lugar la primera cristianización efectiva del Occidente europeo a través de la fundación de monasterios. El Libro de los monstruos (Liber monstrorum) se atribuye a Aldhelmus de Malmesbury, uno de esos autores cuyo latín manifiesta la fascinación por las maravillas del lenguaje y las palabras. En el interior de una cultura cuya plástica se resuelve en lacerías infinitas y cuyo estilo literario se decanta por la ambigüedad enigmática, surge ese primer tratado para referirse de un modo específico a los monstruos: esos que se conocían por los escritores antiguos. ¿Cuál es la concepción del mundo que transmitía el Liber? La respuesta debe buscarse en la estructura misma de la obra. Ciertamente, el autor se guía por una intención que destaca por encima de cualquier otra y ésa es la clasificación. Lo monstruosis, horribilibus es una especie, una raza, un grupo de seres, que a su vez se subdivide en tres partes: humanos, bestias y reptiles. Lo monstruoso se apresa en el interior del libro según un orden creado por su autor. El objetivo es clasificar y es ese esfuerzo por localizar y ordenar el que en primer lugar debe requerir nuestra atención. De qué modo por intermedio de estos agrupamientos de cosas y de seres, se introduce un comienzo de orden en el universo. El tratado comienza, en efecto, a «introducir un comienzo de orden en el universo», aunque este orden no aspire a una imagen completa sino parcial, sólo la de los monstruos. En cualquier caso, si el monstruo es sometido a la clasificación y se le ofrece su espacio en los folios del Liber, también se concibe que posee un lugar en el universo: De occulto orbis terrarum, en los lugares más recónditos de la tierra, en las regiones inalcanzables: por los desiertos y las islas del Océano, en el interior de los montes lejanísimos. La
ubicación del monstruo en los lugares recónditos del universo, lo convierten en un ser jamás visto. Parece que en su esencia «el monstruo gusta de ocultarse». En el Liber van desfilando los monstruos uno tras otro; llamados cada uno por su nombre, parecen seres invocados y hechos reales ciertamente en las letras del libro, ocupando su espacio en el folio del manuscrito. En este sentido, el Liber está muy lejos de ser un entretenimiento frívolo para oídos curiosos de fantasías. Los monstruos son signos introducidos en un sistema de clasificación cuyos significados de relación y oposición permanecen aún oscuros para nosotros. Pero a pesar de su oscuridad, el Liber encarna la idea medieval del monstruo y ésa es la de un ser dentro del orden. Aunque su hibridez pueda repugnar y generar una sensación caótica, es un ser de la naturaleza y se encuentra dentro de ella. Todo está encerrado dentro del orden.
La noción del «estar dentro» se manifiesta en innumerables representaciones monstruosas que al internar al monstruo buscan insistir en su ser dominado y controlado por los marcos. En la tradición de manuscritos irlandeses (Libro de Durrow) y anglosajones (los producidos en Lindisfarne) se fija una concepción geométrico-zoomórfica de la ornamentación del folio. Las iniciales se configuran a partir de lacerías en cuyo interior se encierra al ser monstruoso, como el minotauro del mito clásico recordado en el Liber y plasmado en una miniatura del siglo XII. El monstruo se coloca entre las lacerías, los círculos laberínticos o también en la propia forma abstracta de la inicial. Del encuentro entre el signo abstracto (la letra) y la forma en continua metamorfosis (el animal con las fauces abiertas de las que salen motivos florales) se produce el monstruo. El mismo principio constructivo de la inicial se traslada al elemento arquitectónico como muestra la extraordinaria columna de Souillac (primer tercio del siglo XII). Las deformidades naturales no están libres en un caos, sino totalmente sometidas. Con todo, el ojo no puede detenerse sólo en los monstruos. La mirada debe abarcar el conjunto, el espacio completo. Debe percibir el monstruo en el orden del folio, del claustro.
De otro modo sería injusto, pues como dice San Agustín: «... este modo de apreciar las cosas se semeja al del que, restringiendo el campo visual y abarcando con sus ojos sólo un azulejo de un pavimento del mosaico, censurara al artífice, como ignorante de la simetría y proporción de tales obras; creería que no hay orden en la combinación de las teselas, por no considerar ni examinar el conjunto de todos los adornos que concurren a la formación de una faz hermosa». El monstruo forma parte de la naturaleza, luego hay que representarlo, pero en el lugar que le corresponde.
El Liber monstrorum no fue olvidado a lo largo de los siglos. A mediados del XIII un dominico flamenco, Thomas de Cantimpré, al parecer lo utilizó para tratar a los monstruos en su obra de carácter enciclopedista La naturaleza de la realidad [De natura rerum]. En los diecinueve libros de los que consta este tratado, Thomas advirtió la necesidad de introducir a los monstruos en dos ocasiones. Al ocuparse del hombre en los libros I y II, reservó un tercero para referirse a los hombres monstruosos.
Entre los libros dedicados a los animales (IV-IX) reservó el sexto a los monstra marina. En las palabras de Thomas se comprueba una profunda convicción a la hora de determinar las causas a las que obedecen la inclusión de los monstruos: «¿Qué puede verse bajo el cielo más maravilloso y admirable que los cetáceos y monstruos, comparables sin duda al tamaño de un monte o de una vasta llanura?». Son dignos de ser tratados porque provocan la admiración dado su carácter prodigioso.
Pero su prodigio no se entiende como algo gratuito, sino como premonición de una verdad superior a la que es difícil acceder. Ellos, los monstruos, «anuncian maravillosamente la existencia de Dios por su diversidad y por su tamaño». Frente a lo que pudiera parecer el carácter extraño del monstruo no procede de mezclas aberrantes, sino que «originalmente Dios los creó a todos ellos entre las primeras criaturas». Todos los seres de la naturaleza son nobles, «puesto que no han sido
creados sin sentido ni por azar, sino para complementar y por tanto, desempeñar alguna función digna de consideración. »
Lugar y orden: todo ser pertenece al orden de la naturaleza y tiene en ella su lugar. Pero en el tratado del de Cantimpré se observa una exigencia de captar de un modo distinto al Liber ese lugar y ese orden.
«No obstante uno no debe lanzarse a considerarlos precipitadamente como ficticios (ficticium)..., pues la parte oriental del mundo y sus criaturas se encuentra de modo distinto (aiiter) a la occidental...». La alteridad de Oriente respecto a Occidente justifica también la otredad de sus criaturas. El lugar del monstruo es Oriente y su esencia, la diversidad. Eso que nosotros llamaríamos «lo extraño», en el mundo medieval es el monstruo. Diverso, desigual, situado en la zona desconocida que es Oriente.
En un mapa realizado en Hereford hacia el año 1300, por los mismos años en que el De natura rerum gozaba de una extraordinaria difusión, la tierra aparece representada en un círculo. Sigue el esquema de los mapas «en forma de T»: todo el hemisferio superior ocupado por Asia y el hemisferio inferior dividido entre Europa (a la izquierda) y África (a la derecha). En el centro, la Jerusalén celestial. En el límite de Asia y África corre el Océano y junto a la franja de mar se han ido situando las razas monstruosas. El espacio otorgado al monstruo se ha convertido en una realidad geográfica proyectada en el mapa. Los seres monstruosos ocupan las zonas límites, las fronteras del mundo natural. A la exigencia de representar la idea del monstruo como ser integrado en el orden, parece suceder la de determinar con mayor precisión el lugar del monstruo en la naturaleza.
Existe una relación entre colocar a los monstruos en los límites de la tierra y la irrupción de monstruos en los marginalia de los manuscritos. En el folio ilustrado se observan dos zonas contrastantes: una figurativa, que plasma una historia, aquella realizada por el historieur, otra que se ocupa de las letras, de configurar el marco del folio, de enmarcar texto e historia, ornamental, ejecutada por el iluminador. Es en el ámbito ornamental y marginal donde se sitúan los monstruos. El ornamento floral rompe la línea recta para hacerla sinuosa. Desde el retorcimiento de la línea de pronto se genera el ser monstruoso, como si se tratara de su resultado natural. En los confines del folio emerge ese ser mitad reptil, mitad mujer alada tocando la flauta. El monstruo aparece como un exceso, una abundancia desmedida. La situación marginal del monstruo no se comprueba sólo en la ordenación plástica de los manuscritos miniados. La experiencia pronto se trasladó a las vidrieras, a las pinturas al fresco, incluso a la propia arquitectura. Los conductos de agua de las catedrales góticas se revisten de formas monstruosas. Las gárgolas son una extremidad, un desbordamiento insospechado del muro, como el monstruo marginal lo es del texto escrito.
El naturalismo gótico trasladó al monstruo desde el interior hasta los márgenes. El deslizamiento espacial del monstruo parece responder a una diferente manera de concebir la imagen del mundo.
Pero tanto en el arte altomedieval como en el románico y el gótico la estética monstruosa procede de la figura del monstruo, ese ser absolutamente necesario para la armonía del universo. En el mundo medieval el monstruo nunca está solo. Las formas desmesuradas se equilibran con la austeridad de los muros, con la abstracción numérica manifestada en los elementos arquitectónicos. A lo largo de los siglos posiblemente sólo cambió el modo de colocar al monstruo en el universo, pero persistió la idea del «ser en el orden».
Un pensador indígena decía: «Cada cosa debe estar en su lugar» y Lévi-Strauss comentaba: «Inclusive podríamos decir que es esto lo que la hace sagrada, puesto que al suprimirla, aunque sea en el pensamiento, el orden entero del universo quedaría destruido»
jueves, 28 de abril de 2016
Feudalismo
REGINA PACIS: ESCUELA DE ARTES VISUALES - 1er Año - Material de Trabajo
EL FEUDALISMO
Formación del feudalismo: cómo se llega desde el mundo antiguo a la sociedad feudal.
S. I apogeo del Imperio Romano
S. III crisis del Imperio Romano (se sale con Diocleciano y Constantino:emperador de 306 a 337 d.C.-)
S. V invasiones: durante este siglo se produce una movilización de pueblos germánicos, la parte oriental del Imperio resiste a las invasiones, pero en la parte occidental éste desaparece, es invadida por numerosos pueblos que van decantando en una serie de reinos o estados, por ejemplo: visigodos en España, francos en Francia, vándalos en el norte de África. De este modo se forman los reinos romano-germánicos.
S. VII expansión musulmana. Mahoma, profeta del Islam, nace en La Meca 570?-632, sus adversarios le obligaron a emprender la huida (hégira) a Medina en 622, fecha del principio de la era musulmana. Declarada la guerra santa, Mahoma se apoderó de la Meca en 630 y fue proclamado soberano temporal y espiritual del mundo árabe. Durante los ss VIII a X se da una fuerte influencia musulmana en Europa.
VII-VIII relativa estabilidad: año 800 coronación de Carlomagno como Emperador.
IX y X disgregación del imperio carolingio a causa de conflictos entre los sucesores de Carlomagno y a causa de nuevas invasiones germánicas
Para entender el mundo feudal hay que tener en cuenta tres factores:
1° la tradición que viene del imperio romano
2° la tradición de los pueblos germanos que invaden el imperio
3° los aportes del cristianismo
TRADICIÓN ROMANA: el Imperio Romano se construye alrededor del Mediterráneo. Todo lo que está fuera del Imperio es considerado “bárbaro” porque no pertenecen a la cultura romana. El Imperio es, en primer lugar, una institución política que gobierna desde Roma usando una red de ciudades vinculadas por medio de los caminos, en cada ciudad se instalan grupos llamados ciudadanos, es la elite social (tienen derechos políticos), se hacen pequeñas “Romas”. Cada una de estas ciudades es lugar de residencia, centro político y en ella se vive de una determinada manara: estilo civilizado (foro, circo, baños (termas), banquetes y se habla latín).
La cultura romana incluye los siguientes elementos: enorme aprecio por la realidad concreta, gusto por disfrutar intensamente de todos los placeres (hedonismo), gran interés por la política, visión positiva del poder temporal. Considera que la realidad existe para que el hombre la modifique según sus necesidades, gran sentido práctico. Importancia del derecho romano: implica la convicción de que todas las relaciones humanas pueden formalizarse (traducirse en leyes). La religión, tiene poco peso en esta cultura que no manifiesta interés por lo que existe después de la muerte, por ello se da un cierto respeto por las distintas creencias religiosas existentes en el Imperio, siempre que se mantenga la reverencia a la figura del Emperador.
El mundo romano que llega al Feudalismo no es el clásico, sino que está en crisis política. En el s. III se desequilibra el centro romano a causa de guerras civiles internas y de la debilidad de las fronteras. Para superar esta crisis se realiza una profunda transformación. Es ese imperio romano transformado el que llega al feudalismo: el Emperador ya no gobierna a ciudadanos sino a una masa de súbditos que se agachan ante él; dos instituciones sostienen este imperio: el ejército formado con los miembros menos romanizados, por lo tanto se da una militarización y una barbarización del ejército; los funcionarios que realizan una recaudación fiscal rigurosa. Además, para mantener la cohesión del imperio se otorga a la religión una gran importancia: el Emperador asume un poder teocrático. En este contexto se entienden las persecuciones a los cristianos, ya que éstos se negaban a aceptar el poder del Emperador como venido de Dios. Diocleciano (245-313) combate ferozmente al cristianismo, en cambio, Constantino se da cuenta de que podía utilizar el cristianismo como un instrumento unificador del Imperio, así promulga el edicto de tolerancia (313) del cristianismo.
CRISTIANISMO: durante los ss. I y II conviven en el Imperio varias religiones que coinciden en ser orientales y salvacionistas. Entre ellas el cristianismo, éste rechaza el hedonismo (la búsqueda del placer) como forma de vida, cuestiona a la autoridad civil y no le da importancia a la política. Con Constantino el cristianismo comienza a expandirse y se da una fusión entre el poder civil y algunos funcionarios eclesiásticos, los obispos, en quienes se delegan funciones judiciales, se les otorga el beneficio de algunos impuestos y el Estado les dona bienes. Durante los siglos IV y V el núcleo de la Iglesia católica se fusiona con el Estado Romano, el latín se transforma en la lengua de la Iglesia, y es ésta la que recupera y conserva muchos elementos de la cultura romana, que de otro modo seguramente hubieran desaparecido. El
cristianismo rechaza el gusto por los placeres (hedonismo) de los romanos, al mismo tiempo que el uso de la violencia de los germanos.
TRADICIÓN GERMÁNICA: los pueblos germanos constituyen un enorme abanico pero con algunos rasgos comunes: son campesinos: practican la agricultura y la ganadería y se organizan en aldeas. Practican la guerra estacional (todos los años en septiembre), después de sembrar y antes de cosechar. La guerra, lo heroico y la valentía, son valores importantísimos para los germanos clásicos. Su religión es animista e inmanente, es decir que consideran que todos los objetos tienen su alma, por ello los bosques no se deben explotar. Son pueblos sin estado pero con un jefe cuando hacen la guerra. De los pueblos germanos provenían los esclavos del Imperio.
Durante los siglos V al VIII siempre se dan los tres componentes con variaciones según las regiones. Para entender al feudalismo es necesario tener en cuenta los procesos de fusión de estos tres componentes.
El encuentro de los germanos con los romanos dio lugar a la formación de guerreros especializados, (primera forma de nobleza), estos guerreros rodean a los jefes militares, estos jefes son los reyes.
En el proceso de fusión, por un lado, surgen las aristocracias, que son las capas superiores de la sociedad, las relaciones básicas se dan alrededor de la tierra. Estas aristocracias están conformadas por los grandes propietarios romanos y los jefes guerreros germanos. Por otro lado tenemos la monarquía: la tradición romana de la existencia de un Emperador es aceptada por los jefes militares germánicos, éstos legalizan y legitiman así su poder mediante el derecho romano. Además, el cristianismo también les legitima el poder con la idea de que “todo poder viene de Dios”, según esta idea los reyes gobiernan porque Dios lo quiere así.
Los reyes (la monarquía) necesitan de la aristocracia para la administración, la recaudación de impuestos, etc. por lo tanto deben delegar atribuciones en funcionarios, y, aunque a estos funcionarios los eligen por amistad y porque les tienen confianza, no dejan de ser una amenaza al poder del rey. Durante el feudalismo existe una tensión constante entre aristocracia y monarquía.
Distintos ideales religiosos conviven en la formación del mundo feudal: el cristianismo, los cultos orientales y la religión germánica. En la aristocracia confluyen los ideales heroico (germano) y hedonista (romano), y se crea un conflicto con las ideas del cristianismo que condenan que los hombres se maten y que se dediquen a los placeres. Los pueblos germanos en general son politeístas, por lo tanto la Iglesia, en su tarea de convertirlos, necesita ser respetuosa y flexible: asimila el animismo germano trasladándolo a las reliquias de los santos y a los objetos sagrados; los dioses germanicos, si son benéficos, se incorporan al “panteón” de los santos cristianos, en cambio, los que representan fuerzas negativas se asimilan a demonios. La Iglesia incorpora así subordinadamente los elementos religiosos germánicos: el hechicero pasa a ser, por ejemplo, el santo que hace llover; el mundo animista se subordina al reino de Dios.
La iglesia establece que el mundo visible depende del invisible (vida eterna, alma, Dios). Es una concepción platónica de la realidad: este mundo inferior no es entendible en sí mismo, las claves para entenderlo están en el mundo superior; la razón y los sentidos humanos se quedan cortos para alcanzar la verdad, pero ésta se manifiesta por medio de las revelaciones y, sobre todo, por las Sagradas Escrituras explicadas por la Iglesia.
IMPERIO DE CARLOMAGNO
A partir del año 700 la familia de los Pipinidas comienza acrecer y a aumentar su poder, esta familia se origina en Bélgica, se extiende a Alemania y Francia y llega hasta Italia y España, el Papa León III, en un acto sin precedentes, corona Carlomagno como Emperador en el año 800.
Importancia de este fenómeno: se da, por un lado, un hecho concreto: una familia que crece militarmente; y por otro lado, un aspecto ideológico: de la tradición romana viene la idea de un Imperio universal, a la que se agrega la idea cristina del poder como servicio: de todo esto surge la figura del Emperador como aquel que debe gobernar con el fin de que todos los hombres alcancen la salvación; y surge la Idea de un Imperio cristiano universal, guiado por el Emperador, a quien su autoridad le viene de Dios. De este modo la religión da legitimidad al poder temporal y civil.
Carlomagno, para poder gobernar su enorme imperio, lo divide en regiones y delega la administración en amigos de confianza, a los cuales les exige un juramento de fidelidad personal. De este modo introduce un tipo de relación que es lo fundamental del feudalismo: la relación personal entre señor y vasallo. Se pierde la noción de una legislación objetiva según la cual los ciudadanos y los gobernantes deben regular su vida; El poder político deja de ser “cosa pública” (res-publica), para transformarse en una cuestión personal y privada.
Fragmentación del imperio carolingio y consolidación del feudalismo
En el año 814 muere Carlomagno y comienza una acelerada disgregación del Imperio a causa de las guerras civiles entre sus hijos y sus nietos; en menos de 100 años se fragmenta totalmente y el poder pasa a manos de cada uno de los funcionarios locales, pero la fragmentación se da aún dentro de cada condado.
A las divisiones internas se agrega, durante los ss IX y X, una segunda oleada de invasores: los Vikingos llegan de la península escandinava y piratean toda la costa del Atlántico (Francia, España, Países Bajos); los Magiares vienen de la estepa de Asia central, son pueblos pastores que se estabilizan en Hungría; los Eslavos que vienen de Rusia, y, por último, los musulmanes vienen de Argel y toda África del norte, piratean la costa mediterránea, sobre todo España. Con estas invasiones se comprime nuevamente el mundo europeo.
En esta época de invasiones y de peligro no es posible contar con una organización política muy extensa: los campesinos buscan protección bajo la fortaleza de un señor local (conde, marqués, caballero, etc.) que ha tomado por su cuenta las funciones de seguridad y de justicia; a su vez, el señor se fortalece a costa de los campesinos. Se multiplican los castillos (fortalezas erigidas en lugares estratégicos) que son el resultado de la inseguridad y también la expresión de la fragmentación del poder. El feudalismo es la adecuación del sistema político a la fragmentación material del imperio, parte de ese poder queda en manos del señor feudal.
El feudalismo es una estructura que tiene como núcleo la relación señor-campesino. En este conjunto heterogéneo se va progresivamente logrando un equilibrio, hacia el año 1000 la aristocracia muestra elementos de estabilización en sus relaciones: se pasa de la guerra de todos contra todos a un clima general de paz. La Iglesia tiene un papel fundamental en el logro de este aquietamiento de conflictos internos, ella formula la teoría de la Paz de Dios (derivada del mandamiento principal “amaos los unos a los otros”) y la teoría de los tres órdenes: esta teoría responde a la organización real de la sociedad y la legitima, justifica que haya campesinos, guerreros y eclesiásticos. Además hay una visión jerárquica en la realidad, de abajo hacia arriba: minerales, vegetales, animales, los seres humanos, los ángeles y Dios. Este orden es considerado perfecto porque está hecho por Dios, modificarlo es un acto sacrílego. Este orden es natural y universal. La Iglesia tiene el monopolio de la ideología, de allí su enorme fuerza para que la sociedad alcance su fin principal que es la salvación de todos los miembros.
Por efecto de estas teorías, a partir de mediados del siglo X, se pasa de un período de estrechamiento del mundo europeo a un período de expansión: se recuperan territorios y se expande el Imperio. En este contexto se consolida la organización feudal.
La expansión se da en tres niveles: 1- expansión política y territorial, avances militares hacia el exterior (cruzadas, reconquista, etc.); 2- expansión de la economía rural, hacia el interior ocupación de nuevas tierras (bosques y pantanos), esta expansión implica un aumento de población (repoblación de las nuevas tierras, repoblación de frontera), y también implica el empleo de nuevas técnicas agrícolas (arado y pollera que hace que el animal tire con el cuello y no con la cabeza); 3- expansión mercantil y urbana: la expansión del comercio se liga a la expansión militar, política y territorial que abre nuevos comercios y nuevas rutas (cruzadas: ruta del Mediterráneo), el comercio se establece fundamentalmente con la corte, los burgueses le venden a los señores, éstos extraen del campo sus riquezas (el comercio no se explica sin la expansión agraria, el campesino dispone de dinero para pagar su tributo al señor).
Mecanismos por los que se pasa de la guerra al equilibrio de poderes (dos redes):
A- una red tejida por la relación vasallática que une a un noble mayor con uno menor: disminuye la posibilidad de conflicto y organiza a la nobleza en grandes grupos.
B- otra red tejida por los matrimonios: el modelo de la familia monogámica, en la que la identidad del hijo viene del padre, se constituye en esta época (los romanos y germánicos admitían la poligamia), la red que se crea entre las distintas familias por medio de los matrimonios también atenúa la posibilidad de conflictos, se vinculan los linajes. Simultáneamente se establece que la herencia se transmite enteramente al hijo mayor: se asegura el patrimonio del linaje (familia ligada a un lugar, del lugar se toman los apellidos).
Por lo tanto: la aristocracia se organiza en el linaje, mayorazgo, en redes de vasallaje y en redes de parentesco.
Una consecuencia importante del mayorazgo es que se trata de controlar el nacimiento, de limitar el número de hijos menores, algunos se destinan a la Iglesia, pero hay un grupo de hijos de buena familia que no tiene patrimonio para casarse, el término sociológico es joven, junior, este grupo es el que realiza las campañas militares, las cruzadas, y buscan una heredera; en el mundo de los jóvenes se acuñan los ideales del caballero, de lo que debe ser un noble.
Dos variantes de la cultura aristocrática
En la etapa previa al feudalismo (Alta Edad Media) la aristocracia tiene fundamentalmente la función de hacer la guerra (tradición germana), lo valioso para la mentalidad de este grupo es la hazaña, la valentía, la fuerza y la austeridad propias del guerrero; la obtención de botines de guerra (pillaje) está absolutamente legitimada.
En la etapa de consolidación del feudalismo se dan dos variantes en la cultura de la aristocracia:
-
El ideal cortés, en la zona más romanizada y en el ámbito de los grandes señores con sus cortes, allí se vive para gastar, la sobriedad y la austeridad no son bien vistas, lo propio de un señor es la generosidad y el derroche en fiestas, banquetes etc. Este modo de vida coloca a la guerra y a la violencia en un plano secundario, se organizan torneos y cacerías, aquí lo heroico está más en potencia, prima el aspecto hedonista de la vida, las cortes son entendidas como el lugar para ser feliz, lugar para el placer. Aquí se descubre el amor como pasión subjetiva que tiene que ver con un redescubrimiento de la mujer como centro de la vida social, nada que ver con el matrimonio, y de la subjetividad (se expresa en la poesía cortés). Un banquete, una cacería, la conquista de una mujer se disfrutan más si se respetan reglas (en el Quijote Dulcinea no existe, existen las reglas para su conquista). Entonces, la mentalidad cortés se relaciona con la tradición romana; allí va surgiendo la subjetividad; gran importancia de las reglas, importancia de la vida mundana.
- El ideal caballeresco: en las zonas feudales menos romanizadas, la aristocracia está más influida por los valores cristianos y la tradición germánica, allí la mentalidad se configura alrededor de la idea del caballero: noble que pone su talento militar al servicio de la fe: protección de los débiles (pobres, viudas, huérfanos) y conversión de los infieles. Lo valioso para esta mentalidad es el heroísmo, la protección de los débiles, la austeridad, la valentía, el Reino de Dios.
CRISIS DEL ORDEN FEUDAL
S. XIV: después de tres siglos de expansión la cantidad de tierras comenzó a ser insuficiente porque se habían aprovechado algunas de mala calidad y no se hizo ninguna inversión para mejorarlas y aumentar su productividad. Los campesinos no invierten porque no disponen de excedente para hacerlo; y los señores no quieren invertir porque destinan el excedente a "gasto suntuario": construcción de castillos y vida en la corte (los castillos para la defensa y la corte para entablar relaciones provechosas)
A causa de esto entra en crisis el orden feudal clásico y aparece el germen de un nuevo orden.
Reactivación del comercio y las ciudades.
Proceso social y político urbano: tiene su origen en la expansión rural y feudal a la vez que implica un aumento de población. Se advierte algo nuevo por ejemplo en la cantidad de gente que circula y se moviliza, además de otros fenómenos. La gente concurre a las ciudades, renacen las viejas ciudades romanas y nacen otras nuevas en los cruces de caminos, o al lado de un castillo, este proceso implica que hay gente que viene de otros lados: algunos se escapan de los señores, otros son vasallos sin tierras que en las ciudades forman la aristocracia urbana, también se traen de otros lados a especialistas en actividades mercantiles, es decir extranjeros, advenedizos, gente de otra parte que no pertenece al encasillamiento de la sociedad feudal. Este conjunto de hombres nuevos, que viven distinto, que vienen a un lugar que no conocen, constituyen un nuevo actor social (un nosotros), los burgueses. Este conjunto de advenedizos se une por medio de una actividad común, se conocen, su vida transcurre en un marco delimitado, se hacen comunidad. Hay algunos que se organizan creando una solidaridad de iguales que se unen con un juramento (conjurados), este grupo unido por juramento se llama "conjura", de la conjura sale la palabra comuna, cosa común de los conjurados. Al final de una primera etapa se convierte en órgano de gobierno, el objetivo de los movimientos antiseñoriales es lograr el gobierno de las ciudades.
El señor local tiene en la ciudad una fuente de ingresos por medio de los impuestos, por esto los mismos señores promueven las ciudades, pero luego los señores chocan con los burgueses, éstos necesitan paz en el mercado, se niegan a pagar los impuestos y piden que se les asegure la libertad a quienes habitan las ciudades (categoría de libre a los ciervos escapados). El reclamo de la exención de pago de impuestos en el mundo medieval se llama búsqueda de "libertades".
Movimientos antiseñoriales: toda ciudad del mundo feudal ha pasado por esta fase de reclamo de libertades para el desarrollo de la vida mercantil y urbana; el conflicto no es necesariamente violento, estos movimientos antiseñoriales suelen emerger en el momento en que los burgueses encuentran una fisura en el poder señorial.
Funcionamiento de las ciudades:
- la gente se pone de acuerdo en cómo se va a gobernar, cómo se hará justicia, etc. esto se hace explícitamente y toma la forma de un contrato. Es importante el carácter contractual de estos acuerdos
porque se pueden modificar; esto implica una toma de conciencia de que la ley es un producto humano y modificable que se opone a la organización feudal, que era considerada inmodificable por su carácter sagrado;
- a partir de la comunidad rápidamente se diferencian grupos, se constituye un grupo superior: el patriciado urbano, que trata de cerrarse y de eliminar la movilidad social. Los patriciados se forman con los primeros que se enriquecen por los monopolios: se compra algo barato, se vende caro, (por ejemplo la pimienta) y se obtienen grandes ganancias; el grupo que primero descubre un negocio, crea un monopolio de esa actividad; el patriciado toma el poder político para asegurarse el monopolio económico. Socialmente se da que un grupo de origen campesino llega a una nobleza urbana, logra esto imitando a los señores y muchas veces emparentándose con los nobles.
Las ciudades crecen y se diversifican, surgen movimientos antipatriciales (alrededor de 1250) que se oponen al monopolio, rechazan los impuestos, cuestionan el manejo arbitrario de la ley y buscan una ley igual para todos. El frente antipatricio es heterogéneo, hay distintos intereses porque está integrado por diferentes grupos, esta heterogeneidad los hace frágiles, no llegan a soluciones estables.
Hacia mediados del XIV y el XV, los patriciados admiten que no pueden dominar la ciudad, renuncian al poder autónomo y convocan a un poder externo, en los países que hay reinos convocan a los reyes, en otros países, por ejemplo Italia, aparecen las señorías urbanas aceptan un gobierno dictador ejercido por señores militares (condotieri: guerreros urbanos que ofrecen sus servicios y muchas veces se constituyen en un autoritarismo), Venecia es un caso especial porque en ella se establece una oligarquía por 600 años.
Formación de la concepción burguesa de la realidad
Hay una ideología dada por la Iglesia: los tres órdenes; hay también prácticas espontáneas que no son explicadas por esta ideología. Las prácticas van decantando en actitudes, valores, mentalidades: organizan la vida pero no tienen una teoría por detrás que las sustente (recién en el siglo XVIII, con el Iluminismo, se configura una teoría).
Señales en las que se advierte el cambio y la aparición de la nueva concepción:
Indicio 1, la poesía goliarda: la taberna es un lugar muy típico de la nueva vida urbana que combina el trabajo y el ocio, en la taberna se conversa y se intercambian experiencias; el tema de la conversación es muy importante en las ciudades, se pena duramente la maledicencia, la sociabilidad urbana homologa la corte señorial pero se valora el trabajo, alegría de vivir, el mundo es el lugar en que el hombre debe divertirse, la embriaguez es un valor: exterioriza la subjetividad del individuo.
Indicio 2, pintura y escultura: aparece la sonrisa, se comienza a mostrar el cuerpo, se advierte el intento de captar la subjetividad, la individualidad propia e intransferible. La sonrisa implica una satisfacción ante la vida, no es una carcajada, es un placer del que se disfruta con moderación, racionalmente (el vulgo, el plebeyo comete excesos).
Indicio 3, la fortuna, centralidad del oro en la vida urbana, el dinero es expresión de una sociedad extremadamente móvil (la tierra, por el contrario, se hereda y es estable). Fortuna: diosa que se asocia con la rueda, se puede estar arriba o abajo, la fortuna es inestable, debe ser cuidada; sociedad competitiva ya que la riqueza de uno se hace a costa de la de otro. La movilidad se frena atesorando riqueza, son muy propios los cuentos de avaros. Con el tiempo los burgueses buscan pasar de la riqueza de los bienes muebles a los inmuebles, de los negocios a las tierras.
Indicio 4, la reacción de las órdenes mendicantes (franciscanos y dominicos), estas asociaciones religiosas son típicamente urbanas, se renuncia a la riqueza porque la pobreza es un valor.
Indicio 5, nueva actitud hacia la naturaleza, comienza a ser valorada por sí misma, no por relación a lo sobrenatural, la observación comienza a ser un valor, se comienza a experimentar, a buscar causas y efectos en la naturaleza y no en Dios. Esto se ve en las prácticas pero aun no en teorías.
Considerar al mundo de la naturaleza como regido por leyes propias, por una lógica propia, implica una reconsideración de la religión y del lugar de Dios. Se dan dos actitudes en la experiencia religiosa: por un lado la observancia: se vive cotidianamente al margen de Dios pero se cumplen ciertos ritos con mucho rigor, como la confesión; por otro lado el misticismo: actitud de búsqueda individual de Dios.
La sociedad feudo-burguesa
El orden feudal sigue funcionando y en este mundo feudal la burguesía se hace un lugar reconocido. La nobleza es el mercado fuerte de los burgueses. Muchos elementos de la mentalidad burguesa son homólogos de la mentalidad cortés. Al final de este período (XIV) se da una gran crisis social y política en la que se derrumba buena parte de la sociedad feudal, es una crisis de las aristocracias.
En el poder político hay dos novedades: las monarquías y las señorías urbanas.
Monarquía: durante el feudalismo el rey apenas aparece por encima de sus pares, en la etapa feudoburguesa (siglos XIII y XIV), crecen las monarquías sometiendo a los príncipes territoriales; el rey puede acentuar su poder porque los burgueses le adelantan dinero con el que puede armar un ejército con soldados de infantería (aristócratas empleados por el estado), también puede contratar funcionarios de justicia, etc. con lo que compite con los señores territoriales y se independiza de las viejas aristocracias. Se da la creación de un ejército propio, ya no constituido por nobles sino por infantes, arqueros y artillería; es una nueva manera de hacer la guerra. En las historias nacionales se ve a reyes que se hacen famosos porque logran dominar a príncipes importantes e incorporar esos territorios para la corona, muchas veces poniendo un familiar cercano. No hay que pensar esta incorporación de territorios con la uniformidad de un estado actual, en estos estados nacientes la incorporación se hace por una negociación, se exige al rey el respeto de ciertos privilegios, se trata así de una incorporación contractual y singular para cada región. Además los vasallos de las tierras conquistadas se integran a la corte del rey y le prestan auxilio y consejo; los territorios se incorporan como estados en los que el rey elige a los representantes de la Iglesia (los obispos).
Señoría urbana: en Italia que no hay tradición monárquica aparece esta forma de poder político especial, nace en las ciudades que son cabeceras de un territorio en el que puede haber otras ciudades menores. Las ciudades cabecera no están gobernadas por burgueses sino por señores, generalmente militares (condotieri, conductores) que llegan al poder. La señoría reemplaza a la comuna; se asume que el poder es algo que se puede buscar en sí mismo y por cualquier medio, esta práctica es contraria a la concepción cristiana del poder y, aunque está totalmente establecida, no se elabora una teoría acorde. (El príncipe de Maquiavelo es una crítica a esta situación y él es condenado por su obra).
EL FEUDALISMO
Formación del feudalismo: cómo se llega desde el mundo antiguo a la sociedad feudal.
S. I apogeo del Imperio Romano
S. III crisis del Imperio Romano (se sale con Diocleciano y Constantino:emperador de 306 a 337 d.C.-)
S. V invasiones: durante este siglo se produce una movilización de pueblos germánicos, la parte oriental del Imperio resiste a las invasiones, pero en la parte occidental éste desaparece, es invadida por numerosos pueblos que van decantando en una serie de reinos o estados, por ejemplo: visigodos en España, francos en Francia, vándalos en el norte de África. De este modo se forman los reinos romano-germánicos.
S. VII expansión musulmana. Mahoma, profeta del Islam, nace en La Meca 570?-632, sus adversarios le obligaron a emprender la huida (hégira) a Medina en 622, fecha del principio de la era musulmana. Declarada la guerra santa, Mahoma se apoderó de la Meca en 630 y fue proclamado soberano temporal y espiritual del mundo árabe. Durante los ss VIII a X se da una fuerte influencia musulmana en Europa.
VII-VIII relativa estabilidad: año 800 coronación de Carlomagno como Emperador.
IX y X disgregación del imperio carolingio a causa de conflictos entre los sucesores de Carlomagno y a causa de nuevas invasiones germánicas
Para entender el mundo feudal hay que tener en cuenta tres factores:
1° la tradición que viene del imperio romano
2° la tradición de los pueblos germanos que invaden el imperio
3° los aportes del cristianismo
TRADICIÓN ROMANA: el Imperio Romano se construye alrededor del Mediterráneo. Todo lo que está fuera del Imperio es considerado “bárbaro” porque no pertenecen a la cultura romana. El Imperio es, en primer lugar, una institución política que gobierna desde Roma usando una red de ciudades vinculadas por medio de los caminos, en cada ciudad se instalan grupos llamados ciudadanos, es la elite social (tienen derechos políticos), se hacen pequeñas “Romas”. Cada una de estas ciudades es lugar de residencia, centro político y en ella se vive de una determinada manara: estilo civilizado (foro, circo, baños (termas), banquetes y se habla latín).
La cultura romana incluye los siguientes elementos: enorme aprecio por la realidad concreta, gusto por disfrutar intensamente de todos los placeres (hedonismo), gran interés por la política, visión positiva del poder temporal. Considera que la realidad existe para que el hombre la modifique según sus necesidades, gran sentido práctico. Importancia del derecho romano: implica la convicción de que todas las relaciones humanas pueden formalizarse (traducirse en leyes). La religión, tiene poco peso en esta cultura que no manifiesta interés por lo que existe después de la muerte, por ello se da un cierto respeto por las distintas creencias religiosas existentes en el Imperio, siempre que se mantenga la reverencia a la figura del Emperador.
El mundo romano que llega al Feudalismo no es el clásico, sino que está en crisis política. En el s. III se desequilibra el centro romano a causa de guerras civiles internas y de la debilidad de las fronteras. Para superar esta crisis se realiza una profunda transformación. Es ese imperio romano transformado el que llega al feudalismo: el Emperador ya no gobierna a ciudadanos sino a una masa de súbditos que se agachan ante él; dos instituciones sostienen este imperio: el ejército formado con los miembros menos romanizados, por lo tanto se da una militarización y una barbarización del ejército; los funcionarios que realizan una recaudación fiscal rigurosa. Además, para mantener la cohesión del imperio se otorga a la religión una gran importancia: el Emperador asume un poder teocrático. En este contexto se entienden las persecuciones a los cristianos, ya que éstos se negaban a aceptar el poder del Emperador como venido de Dios. Diocleciano (245-313) combate ferozmente al cristianismo, en cambio, Constantino se da cuenta de que podía utilizar el cristianismo como un instrumento unificador del Imperio, así promulga el edicto de tolerancia (313) del cristianismo.
CRISTIANISMO: durante los ss. I y II conviven en el Imperio varias religiones que coinciden en ser orientales y salvacionistas. Entre ellas el cristianismo, éste rechaza el hedonismo (la búsqueda del placer) como forma de vida, cuestiona a la autoridad civil y no le da importancia a la política. Con Constantino el cristianismo comienza a expandirse y se da una fusión entre el poder civil y algunos funcionarios eclesiásticos, los obispos, en quienes se delegan funciones judiciales, se les otorga el beneficio de algunos impuestos y el Estado les dona bienes. Durante los siglos IV y V el núcleo de la Iglesia católica se fusiona con el Estado Romano, el latín se transforma en la lengua de la Iglesia, y es ésta la que recupera y conserva muchos elementos de la cultura romana, que de otro modo seguramente hubieran desaparecido. El
cristianismo rechaza el gusto por los placeres (hedonismo) de los romanos, al mismo tiempo que el uso de la violencia de los germanos.
TRADICIÓN GERMÁNICA: los pueblos germanos constituyen un enorme abanico pero con algunos rasgos comunes: son campesinos: practican la agricultura y la ganadería y se organizan en aldeas. Practican la guerra estacional (todos los años en septiembre), después de sembrar y antes de cosechar. La guerra, lo heroico y la valentía, son valores importantísimos para los germanos clásicos. Su religión es animista e inmanente, es decir que consideran que todos los objetos tienen su alma, por ello los bosques no se deben explotar. Son pueblos sin estado pero con un jefe cuando hacen la guerra. De los pueblos germanos provenían los esclavos del Imperio.
Durante los siglos V al VIII siempre se dan los tres componentes con variaciones según las regiones. Para entender al feudalismo es necesario tener en cuenta los procesos de fusión de estos tres componentes.
El encuentro de los germanos con los romanos dio lugar a la formación de guerreros especializados, (primera forma de nobleza), estos guerreros rodean a los jefes militares, estos jefes son los reyes.
En el proceso de fusión, por un lado, surgen las aristocracias, que son las capas superiores de la sociedad, las relaciones básicas se dan alrededor de la tierra. Estas aristocracias están conformadas por los grandes propietarios romanos y los jefes guerreros germanos. Por otro lado tenemos la monarquía: la tradición romana de la existencia de un Emperador es aceptada por los jefes militares germánicos, éstos legalizan y legitiman así su poder mediante el derecho romano. Además, el cristianismo también les legitima el poder con la idea de que “todo poder viene de Dios”, según esta idea los reyes gobiernan porque Dios lo quiere así.
Los reyes (la monarquía) necesitan de la aristocracia para la administración, la recaudación de impuestos, etc. por lo tanto deben delegar atribuciones en funcionarios, y, aunque a estos funcionarios los eligen por amistad y porque les tienen confianza, no dejan de ser una amenaza al poder del rey. Durante el feudalismo existe una tensión constante entre aristocracia y monarquía.
Distintos ideales religiosos conviven en la formación del mundo feudal: el cristianismo, los cultos orientales y la religión germánica. En la aristocracia confluyen los ideales heroico (germano) y hedonista (romano), y se crea un conflicto con las ideas del cristianismo que condenan que los hombres se maten y que se dediquen a los placeres. Los pueblos germanos en general son politeístas, por lo tanto la Iglesia, en su tarea de convertirlos, necesita ser respetuosa y flexible: asimila el animismo germano trasladándolo a las reliquias de los santos y a los objetos sagrados; los dioses germanicos, si son benéficos, se incorporan al “panteón” de los santos cristianos, en cambio, los que representan fuerzas negativas se asimilan a demonios. La Iglesia incorpora así subordinadamente los elementos religiosos germánicos: el hechicero pasa a ser, por ejemplo, el santo que hace llover; el mundo animista se subordina al reino de Dios.
La iglesia establece que el mundo visible depende del invisible (vida eterna, alma, Dios). Es una concepción platónica de la realidad: este mundo inferior no es entendible en sí mismo, las claves para entenderlo están en el mundo superior; la razón y los sentidos humanos se quedan cortos para alcanzar la verdad, pero ésta se manifiesta por medio de las revelaciones y, sobre todo, por las Sagradas Escrituras explicadas por la Iglesia.
IMPERIO DE CARLOMAGNO
A partir del año 700 la familia de los Pipinidas comienza acrecer y a aumentar su poder, esta familia se origina en Bélgica, se extiende a Alemania y Francia y llega hasta Italia y España, el Papa León III, en un acto sin precedentes, corona Carlomagno como Emperador en el año 800.
Importancia de este fenómeno: se da, por un lado, un hecho concreto: una familia que crece militarmente; y por otro lado, un aspecto ideológico: de la tradición romana viene la idea de un Imperio universal, a la que se agrega la idea cristina del poder como servicio: de todo esto surge la figura del Emperador como aquel que debe gobernar con el fin de que todos los hombres alcancen la salvación; y surge la Idea de un Imperio cristiano universal, guiado por el Emperador, a quien su autoridad le viene de Dios. De este modo la religión da legitimidad al poder temporal y civil.
Carlomagno, para poder gobernar su enorme imperio, lo divide en regiones y delega la administración en amigos de confianza, a los cuales les exige un juramento de fidelidad personal. De este modo introduce un tipo de relación que es lo fundamental del feudalismo: la relación personal entre señor y vasallo. Se pierde la noción de una legislación objetiva según la cual los ciudadanos y los gobernantes deben regular su vida; El poder político deja de ser “cosa pública” (res-publica), para transformarse en una cuestión personal y privada.
Fragmentación del imperio carolingio y consolidación del feudalismo
En el año 814 muere Carlomagno y comienza una acelerada disgregación del Imperio a causa de las guerras civiles entre sus hijos y sus nietos; en menos de 100 años se fragmenta totalmente y el poder pasa a manos de cada uno de los funcionarios locales, pero la fragmentación se da aún dentro de cada condado.
A las divisiones internas se agrega, durante los ss IX y X, una segunda oleada de invasores: los Vikingos llegan de la península escandinava y piratean toda la costa del Atlántico (Francia, España, Países Bajos); los Magiares vienen de la estepa de Asia central, son pueblos pastores que se estabilizan en Hungría; los Eslavos que vienen de Rusia, y, por último, los musulmanes vienen de Argel y toda África del norte, piratean la costa mediterránea, sobre todo España. Con estas invasiones se comprime nuevamente el mundo europeo.
En esta época de invasiones y de peligro no es posible contar con una organización política muy extensa: los campesinos buscan protección bajo la fortaleza de un señor local (conde, marqués, caballero, etc.) que ha tomado por su cuenta las funciones de seguridad y de justicia; a su vez, el señor se fortalece a costa de los campesinos. Se multiplican los castillos (fortalezas erigidas en lugares estratégicos) que son el resultado de la inseguridad y también la expresión de la fragmentación del poder. El feudalismo es la adecuación del sistema político a la fragmentación material del imperio, parte de ese poder queda en manos del señor feudal.
El feudalismo es una estructura que tiene como núcleo la relación señor-campesino. En este conjunto heterogéneo se va progresivamente logrando un equilibrio, hacia el año 1000 la aristocracia muestra elementos de estabilización en sus relaciones: se pasa de la guerra de todos contra todos a un clima general de paz. La Iglesia tiene un papel fundamental en el logro de este aquietamiento de conflictos internos, ella formula la teoría de la Paz de Dios (derivada del mandamiento principal “amaos los unos a los otros”) y la teoría de los tres órdenes: esta teoría responde a la organización real de la sociedad y la legitima, justifica que haya campesinos, guerreros y eclesiásticos. Además hay una visión jerárquica en la realidad, de abajo hacia arriba: minerales, vegetales, animales, los seres humanos, los ángeles y Dios. Este orden es considerado perfecto porque está hecho por Dios, modificarlo es un acto sacrílego. Este orden es natural y universal. La Iglesia tiene el monopolio de la ideología, de allí su enorme fuerza para que la sociedad alcance su fin principal que es la salvación de todos los miembros.
Por efecto de estas teorías, a partir de mediados del siglo X, se pasa de un período de estrechamiento del mundo europeo a un período de expansión: se recuperan territorios y se expande el Imperio. En este contexto se consolida la organización feudal.
La expansión se da en tres niveles: 1- expansión política y territorial, avances militares hacia el exterior (cruzadas, reconquista, etc.); 2- expansión de la economía rural, hacia el interior ocupación de nuevas tierras (bosques y pantanos), esta expansión implica un aumento de población (repoblación de las nuevas tierras, repoblación de frontera), y también implica el empleo de nuevas técnicas agrícolas (arado y pollera que hace que el animal tire con el cuello y no con la cabeza); 3- expansión mercantil y urbana: la expansión del comercio se liga a la expansión militar, política y territorial que abre nuevos comercios y nuevas rutas (cruzadas: ruta del Mediterráneo), el comercio se establece fundamentalmente con la corte, los burgueses le venden a los señores, éstos extraen del campo sus riquezas (el comercio no se explica sin la expansión agraria, el campesino dispone de dinero para pagar su tributo al señor).
Mecanismos por los que se pasa de la guerra al equilibrio de poderes (dos redes):
A- una red tejida por la relación vasallática que une a un noble mayor con uno menor: disminuye la posibilidad de conflicto y organiza a la nobleza en grandes grupos.
B- otra red tejida por los matrimonios: el modelo de la familia monogámica, en la que la identidad del hijo viene del padre, se constituye en esta época (los romanos y germánicos admitían la poligamia), la red que se crea entre las distintas familias por medio de los matrimonios también atenúa la posibilidad de conflictos, se vinculan los linajes. Simultáneamente se establece que la herencia se transmite enteramente al hijo mayor: se asegura el patrimonio del linaje (familia ligada a un lugar, del lugar se toman los apellidos).
Por lo tanto: la aristocracia se organiza en el linaje, mayorazgo, en redes de vasallaje y en redes de parentesco.
Una consecuencia importante del mayorazgo es que se trata de controlar el nacimiento, de limitar el número de hijos menores, algunos se destinan a la Iglesia, pero hay un grupo de hijos de buena familia que no tiene patrimonio para casarse, el término sociológico es joven, junior, este grupo es el que realiza las campañas militares, las cruzadas, y buscan una heredera; en el mundo de los jóvenes se acuñan los ideales del caballero, de lo que debe ser un noble.
Dos variantes de la cultura aristocrática
En la etapa previa al feudalismo (Alta Edad Media) la aristocracia tiene fundamentalmente la función de hacer la guerra (tradición germana), lo valioso para la mentalidad de este grupo es la hazaña, la valentía, la fuerza y la austeridad propias del guerrero; la obtención de botines de guerra (pillaje) está absolutamente legitimada.
En la etapa de consolidación del feudalismo se dan dos variantes en la cultura de la aristocracia:
-
El ideal cortés, en la zona más romanizada y en el ámbito de los grandes señores con sus cortes, allí se vive para gastar, la sobriedad y la austeridad no son bien vistas, lo propio de un señor es la generosidad y el derroche en fiestas, banquetes etc. Este modo de vida coloca a la guerra y a la violencia en un plano secundario, se organizan torneos y cacerías, aquí lo heroico está más en potencia, prima el aspecto hedonista de la vida, las cortes son entendidas como el lugar para ser feliz, lugar para el placer. Aquí se descubre el amor como pasión subjetiva que tiene que ver con un redescubrimiento de la mujer como centro de la vida social, nada que ver con el matrimonio, y de la subjetividad (se expresa en la poesía cortés). Un banquete, una cacería, la conquista de una mujer se disfrutan más si se respetan reglas (en el Quijote Dulcinea no existe, existen las reglas para su conquista). Entonces, la mentalidad cortés se relaciona con la tradición romana; allí va surgiendo la subjetividad; gran importancia de las reglas, importancia de la vida mundana.
- El ideal caballeresco: en las zonas feudales menos romanizadas, la aristocracia está más influida por los valores cristianos y la tradición germánica, allí la mentalidad se configura alrededor de la idea del caballero: noble que pone su talento militar al servicio de la fe: protección de los débiles (pobres, viudas, huérfanos) y conversión de los infieles. Lo valioso para esta mentalidad es el heroísmo, la protección de los débiles, la austeridad, la valentía, el Reino de Dios.
CRISIS DEL ORDEN FEUDAL
S. XIV: después de tres siglos de expansión la cantidad de tierras comenzó a ser insuficiente porque se habían aprovechado algunas de mala calidad y no se hizo ninguna inversión para mejorarlas y aumentar su productividad. Los campesinos no invierten porque no disponen de excedente para hacerlo; y los señores no quieren invertir porque destinan el excedente a "gasto suntuario": construcción de castillos y vida en la corte (los castillos para la defensa y la corte para entablar relaciones provechosas)
A causa de esto entra en crisis el orden feudal clásico y aparece el germen de un nuevo orden.
Reactivación del comercio y las ciudades.
Proceso social y político urbano: tiene su origen en la expansión rural y feudal a la vez que implica un aumento de población. Se advierte algo nuevo por ejemplo en la cantidad de gente que circula y se moviliza, además de otros fenómenos. La gente concurre a las ciudades, renacen las viejas ciudades romanas y nacen otras nuevas en los cruces de caminos, o al lado de un castillo, este proceso implica que hay gente que viene de otros lados: algunos se escapan de los señores, otros son vasallos sin tierras que en las ciudades forman la aristocracia urbana, también se traen de otros lados a especialistas en actividades mercantiles, es decir extranjeros, advenedizos, gente de otra parte que no pertenece al encasillamiento de la sociedad feudal. Este conjunto de hombres nuevos, que viven distinto, que vienen a un lugar que no conocen, constituyen un nuevo actor social (un nosotros), los burgueses. Este conjunto de advenedizos se une por medio de una actividad común, se conocen, su vida transcurre en un marco delimitado, se hacen comunidad. Hay algunos que se organizan creando una solidaridad de iguales que se unen con un juramento (conjurados), este grupo unido por juramento se llama "conjura", de la conjura sale la palabra comuna, cosa común de los conjurados. Al final de una primera etapa se convierte en órgano de gobierno, el objetivo de los movimientos antiseñoriales es lograr el gobierno de las ciudades.
El señor local tiene en la ciudad una fuente de ingresos por medio de los impuestos, por esto los mismos señores promueven las ciudades, pero luego los señores chocan con los burgueses, éstos necesitan paz en el mercado, se niegan a pagar los impuestos y piden que se les asegure la libertad a quienes habitan las ciudades (categoría de libre a los ciervos escapados). El reclamo de la exención de pago de impuestos en el mundo medieval se llama búsqueda de "libertades".
Movimientos antiseñoriales: toda ciudad del mundo feudal ha pasado por esta fase de reclamo de libertades para el desarrollo de la vida mercantil y urbana; el conflicto no es necesariamente violento, estos movimientos antiseñoriales suelen emerger en el momento en que los burgueses encuentran una fisura en el poder señorial.
Funcionamiento de las ciudades:
- la gente se pone de acuerdo en cómo se va a gobernar, cómo se hará justicia, etc. esto se hace explícitamente y toma la forma de un contrato. Es importante el carácter contractual de estos acuerdos
porque se pueden modificar; esto implica una toma de conciencia de que la ley es un producto humano y modificable que se opone a la organización feudal, que era considerada inmodificable por su carácter sagrado;
- a partir de la comunidad rápidamente se diferencian grupos, se constituye un grupo superior: el patriciado urbano, que trata de cerrarse y de eliminar la movilidad social. Los patriciados se forman con los primeros que se enriquecen por los monopolios: se compra algo barato, se vende caro, (por ejemplo la pimienta) y se obtienen grandes ganancias; el grupo que primero descubre un negocio, crea un monopolio de esa actividad; el patriciado toma el poder político para asegurarse el monopolio económico. Socialmente se da que un grupo de origen campesino llega a una nobleza urbana, logra esto imitando a los señores y muchas veces emparentándose con los nobles.
Las ciudades crecen y se diversifican, surgen movimientos antipatriciales (alrededor de 1250) que se oponen al monopolio, rechazan los impuestos, cuestionan el manejo arbitrario de la ley y buscan una ley igual para todos. El frente antipatricio es heterogéneo, hay distintos intereses porque está integrado por diferentes grupos, esta heterogeneidad los hace frágiles, no llegan a soluciones estables.
Hacia mediados del XIV y el XV, los patriciados admiten que no pueden dominar la ciudad, renuncian al poder autónomo y convocan a un poder externo, en los países que hay reinos convocan a los reyes, en otros países, por ejemplo Italia, aparecen las señorías urbanas aceptan un gobierno dictador ejercido por señores militares (condotieri: guerreros urbanos que ofrecen sus servicios y muchas veces se constituyen en un autoritarismo), Venecia es un caso especial porque en ella se establece una oligarquía por 600 años.
Formación de la concepción burguesa de la realidad
Hay una ideología dada por la Iglesia: los tres órdenes; hay también prácticas espontáneas que no son explicadas por esta ideología. Las prácticas van decantando en actitudes, valores, mentalidades: organizan la vida pero no tienen una teoría por detrás que las sustente (recién en el siglo XVIII, con el Iluminismo, se configura una teoría).
Señales en las que se advierte el cambio y la aparición de la nueva concepción:
Indicio 1, la poesía goliarda: la taberna es un lugar muy típico de la nueva vida urbana que combina el trabajo y el ocio, en la taberna se conversa y se intercambian experiencias; el tema de la conversación es muy importante en las ciudades, se pena duramente la maledicencia, la sociabilidad urbana homologa la corte señorial pero se valora el trabajo, alegría de vivir, el mundo es el lugar en que el hombre debe divertirse, la embriaguez es un valor: exterioriza la subjetividad del individuo.
Indicio 2, pintura y escultura: aparece la sonrisa, se comienza a mostrar el cuerpo, se advierte el intento de captar la subjetividad, la individualidad propia e intransferible. La sonrisa implica una satisfacción ante la vida, no es una carcajada, es un placer del que se disfruta con moderación, racionalmente (el vulgo, el plebeyo comete excesos).
Indicio 3, la fortuna, centralidad del oro en la vida urbana, el dinero es expresión de una sociedad extremadamente móvil (la tierra, por el contrario, se hereda y es estable). Fortuna: diosa que se asocia con la rueda, se puede estar arriba o abajo, la fortuna es inestable, debe ser cuidada; sociedad competitiva ya que la riqueza de uno se hace a costa de la de otro. La movilidad se frena atesorando riqueza, son muy propios los cuentos de avaros. Con el tiempo los burgueses buscan pasar de la riqueza de los bienes muebles a los inmuebles, de los negocios a las tierras.
Indicio 4, la reacción de las órdenes mendicantes (franciscanos y dominicos), estas asociaciones religiosas son típicamente urbanas, se renuncia a la riqueza porque la pobreza es un valor.
Indicio 5, nueva actitud hacia la naturaleza, comienza a ser valorada por sí misma, no por relación a lo sobrenatural, la observación comienza a ser un valor, se comienza a experimentar, a buscar causas y efectos en la naturaleza y no en Dios. Esto se ve en las prácticas pero aun no en teorías.
Considerar al mundo de la naturaleza como regido por leyes propias, por una lógica propia, implica una reconsideración de la religión y del lugar de Dios. Se dan dos actitudes en la experiencia religiosa: por un lado la observancia: se vive cotidianamente al margen de Dios pero se cumplen ciertos ritos con mucho rigor, como la confesión; por otro lado el misticismo: actitud de búsqueda individual de Dios.
La sociedad feudo-burguesa
El orden feudal sigue funcionando y en este mundo feudal la burguesía se hace un lugar reconocido. La nobleza es el mercado fuerte de los burgueses. Muchos elementos de la mentalidad burguesa son homólogos de la mentalidad cortés. Al final de este período (XIV) se da una gran crisis social y política en la que se derrumba buena parte de la sociedad feudal, es una crisis de las aristocracias.
En el poder político hay dos novedades: las monarquías y las señorías urbanas.
Monarquía: durante el feudalismo el rey apenas aparece por encima de sus pares, en la etapa feudoburguesa (siglos XIII y XIV), crecen las monarquías sometiendo a los príncipes territoriales; el rey puede acentuar su poder porque los burgueses le adelantan dinero con el que puede armar un ejército con soldados de infantería (aristócratas empleados por el estado), también puede contratar funcionarios de justicia, etc. con lo que compite con los señores territoriales y se independiza de las viejas aristocracias. Se da la creación de un ejército propio, ya no constituido por nobles sino por infantes, arqueros y artillería; es una nueva manera de hacer la guerra. En las historias nacionales se ve a reyes que se hacen famosos porque logran dominar a príncipes importantes e incorporar esos territorios para la corona, muchas veces poniendo un familiar cercano. No hay que pensar esta incorporación de territorios con la uniformidad de un estado actual, en estos estados nacientes la incorporación se hace por una negociación, se exige al rey el respeto de ciertos privilegios, se trata así de una incorporación contractual y singular para cada región. Además los vasallos de las tierras conquistadas se integran a la corte del rey y le prestan auxilio y consejo; los territorios se incorporan como estados en los que el rey elige a los representantes de la Iglesia (los obispos).
Señoría urbana: en Italia que no hay tradición monárquica aparece esta forma de poder político especial, nace en las ciudades que son cabeceras de un territorio en el que puede haber otras ciudades menores. Las ciudades cabecera no están gobernadas por burgueses sino por señores, generalmente militares (condotieri, conductores) que llegan al poder. La señoría reemplaza a la comuna; se asume que el poder es algo que se puede buscar en sí mismo y por cualquier medio, esta práctica es contraria a la concepción cristiana del poder y, aunque está totalmente establecida, no se elabora una teoría acorde. (El príncipe de Maquiavelo es una crítica a esta situación y él es condenado por su obra).
Guerreros y campesinos
REGINA PACIS: ESCUELA DE ARTES VISUALES - 1er Año - Material de Trabajo
EL FEUDALISMO
Este apunte ha sido elaborado a partir del libro de Georges DUBY Guerreros y campesinos. Desarrollo inicial de la economía europea del 500 al 1200. Madrid: Siglo XXI, 1976
El orden feudal
Feudalismo, en sentido amplio, se refiere a las formas que revistió el poder en Europa occidental hacia el año 1000.
El feudalismo se caracteriza, en primer lugar, por la descomposición de la autoridad monárquica (acelerada por las invasiones en el IX que los reyes carolingios no pudieron contener). La defensa del país, función primordial de la realeza, pasó a manos de los príncipes regionales; después la mayor parte de los grandes principados se disgregaron a su vez, de la misma forma en que se habían disgregado los reinos; jefes de menor importancia, primero los condes y luego hacia el 1000 los que mandaban fortalezas, lograron la independencia de los príncipes.
Este movimiento llena todo el X en la Galia, se extiende a la monarquía inglesa, penetra Italia, aquí se modifica ligeramente por el vigor de las ciudades, en Germania tarda en introducirse porque las estructuras políticas carolingias son muy fuertes hasta comienzos del XII.
La fragmentación del derecho de castigar y mandar, de asegurar la paz y la justicia, se inscribe en marcos territoriales cada vez más chicos hasta que finalmente se ajusta a las posibilidades concretas de ejercer la autoridad efectiva. Esta fragmentación era de hecho una adaptación de la organización política a las estructuras de la vida material; la mutación se realiza en el momento mismo en que, en el interior de este medio campesino, se perdía poco a poco el recuerdo de las guerras periódicas de saqueo y coincide con la instauración de una práctica nueva de la guerra y con el establecimiento de una nueva concepción de la paz: la ideología de la "paz de Dios"
El desarrollo de esta ideología acompaña las últimas etapas de la feudalización, aparece antes del 1000 en el sur de la Galia, luego se extiende por toda la cristiandad latina; sus principios son muy sencillos: Dios había delegado a los reyes la misión de mantener la paz y la justicia, como los reyes nos son capaces de hacerlo, Dios reasume su poder y lo concede a sus servidores, los obispos, apoyados por los príncipes locales. Así cada provincia se reúne en concilios convocados por los obispos y con la asistencia de los grandes y sus guerreros, estas asambleas pretenden disciplinar la violencia e imponer reglas de conducta a quienes llevan armas, se aplican sanciones morales y espirituales, los combatientes deben comprometerse bajo juramento a respetar normas para no ser excomulgados. Si bien en los campos de Occidente siguieron los conflictos militares, la paz de Dios tuvo una gran influencia en el comportamiento de los hombres y en las estructuras económicas más profundas. Creó por primera vez una moral coherente de la guerra, en la primera etapa de la Edad Media la guerra era una actividad normal, ningún beneficio era más justo que el obtenido de la guerra, pero en adelante no fue lícito combatir, al igual que comerciar, sino dentro de límites muy precisos, se prohibió toda violencia militar cerca de los santuarios y contra los sectores sociales más vulnerables: los pobres, la masa popular, y los eclesiásticos. La fragmentación de Europa en innumerables células políticas habría podido multiplicar los enfrentamientos, dar nuevo vigor a las guerras tribales y restaurar estructuras económicas basadas en el pillaje. De hecho la "paz de Dios" contribuyó a desviar la
agresión que contenía la sociedad feudal hacia el exterior del mundo cristiano, contra los "infieles" estaba no sólo permitido sino que era saludable que los hombres de guerra desplegaran su función específica, de aquí surge el espíritu de cruzada. Cada vez se vio más como un peligro para la salvación del ama apoderarse de los bienes de las iglesias y de los pobres, pero la "paz de Dios" legitimó en compensación la explotación señorial no violenta al presentarla como el precio de la seguridad ofrecida a los trabajadores.
Esta moral desemboca en una representación sociológica que vino a ajustarse estrechamente a la realidad de las nuevas estructuras económicas y que, simultáneamente, dio a estas mayor firmeza: la teoría de los tres órdenes, hacia el 1000 las prohibiciones establecidas por los concilios de paz llevaron a la madurez esta teoría lentamente elaborada en el pequeño mundo de los intelectuales. Tal teoría se puede explicar así: desde la creación Dios ha dado a los hombres tareas específicas, unos tienen la misión de rezar por la salvación de todos, otros están llamados a combatir para proteger al conjunto, al tercer grupo, el más numeroso, le corresponde mantener con su trabajo a los que oran y a los que guerrean. Este esquema ofrecía una imagen simple y servía para justificar las desigualdades sociales y la explotación económica. Este marco mental rígido y claro encierra todas las relaciones de subordinación creadas desde tiempos remotos entre los campesinos trabajadores y los señores dueños de la tierra, estas relaciones son las que rigen los mecanismos de un sistema económico que, simplificando, se puede llamar feudal.
Los tres órdenes
Este modelo ideológico está construido por los intelectuales de la época, todos miembros de la Iglesia, en él los hombres de la oración están en la cima de la jerarquía de los órdenes: están exentos de toda punción sobre sus bienes, pero además requieren de una parte considerable de la producción llegara a sus manos para ser ofrecida a Dios y redistribuida entre los más pobres; por esto entre los actos económicos prevalecen los de consagración y sacrificio, efectivamente en los 5 o 6 decenios que rodean al 1000, las donaciones piadosas en favor de los establecimientos religiosos alcanzan su mayor amplitud. Este enorme trasvase de bienes raíces, del que se beneficiaron en primer lugar las abadías benedictinas y secundariamente las iglesias episcopales, puede ser considerado el movimiento más importante entre los que animaron la economía europea del momento. Este movimiento de acaparamiento de riquezas, que colocó a la Iglesia de Occidente en una situación temporal preeminente, llevó ya desde mediados del XI a quienes se esforzaban por comprender mejor el mensaje evangélico, a criticar duramente las ataduras temporales de los servidores de Dios; llevó también a alimentar todas las propagandas heréticas de las que surgieron los intentos de reforma; llevó además a aumentar sin cesar durante el XI y XII, el número de monjes y clérigos. Estos hombres no estaban totalmente desligados de la producción: -el clero rural compartía la suerte del campesinado, los sacerdotes de oratorios e iglesias campesinas empujaban personalmente el arado y explotaban con su familia, muchos eran casados, la parcela de tierra que el señor le concedía; - los monjes y canónigos reformados tenían por regla el trabajo manual, sobre todo los provenientes del campo que no participaban plenamente en el oficio litúrgico. Pero un número considerable de hombres de iglesia era rico y meramente consumidor, vivían con comodidades señoriales, sobre todo los de alrededor de las iglesias catedralicias; además no concebían celebrar la liturgia sin suntuosidad. Buena parte de las riquezas la dedicaban a socorrer a los pobres, practicaban ampliamente la hospitalidad; esta
redistribución, cuidadosamente ordenada por los reglamentos monásticos, contribuyó muy eficazmente a reducir la extensión de la miseria; pero esta redistribución es secundaria con respecto de lo dedicado al lujo de la celebración del oficio divino. La actitud económica de los dirigentes de monasterios y de las iglesias era una sola: gastar para la mayor gloria de Dios.
Los especialistas de la guerra tenían la misma actitud de gastar, pero para su propia gloria y en los placeres de la vida. Esta categoría social debe ser considerada la clase dominante de este tiempo, pese al valor preeminente atribuido a las funciones de los eclesiásticos y pese a las riquezas y a la superioridad numérica de estos. De hecho la teoría de los 3 órdenes y las instituciones de paz fueron elaboradas en función del poder del grupo militar; su situación y su comportamiento rigen la economía feudal en el XI y XII. Este grupo posee la tierra, vive en la ociosidad y considera a las tareas productivas como indignas de su rango y de esa libertad eminente cuyo privilegio pretende reservarse. La disolución de la autoridad monárquica ha colocado a todos los miembros de este grupo en una situación de independencia y en actitudes mentales que en otro tiempo eran propias del rey, así, la clase guerrera no acepta otro servicio que el que libremente a elegido prestar, rehúsa toda prestación que no haya sido consentida y no acepta despojarse de sus bienes salvo por donaciones gratuitas y generosidades mutuas. Como su vacación es la guerra el principal destino de su riqueza es hacia los medios más eficaces de combate: perfeccionamiento del equipo de los guerreros, mejora de las cualidades del caballo (instrumento principal y símbolo de su superioridad, en esta época los guerreros reciben el nombre de caballeros), procura de las mejores armas ofensivas y defensivas. Desde fines del XI la coraza se ha hecho tan compleja que vale tanto como una buena explotación agrícola, el perfeccionamiento constante de la metalurgia está impulsado por el afán de mejoramiento de las armas. En el XII los progresos de la arquitectura militar llevan a la remodelación de los castillos. Además de los gastos de guerras, este grupo también mide su valor en el lujo, el fasto y la prodigalidad, en su moral el placer de derrochar es una de las virtudes principales.
Los trabajadores, capa madre formada por el gran conjunto del pueblo, proporciona a las élites de los oradores y guerreros los medios para mantener su ocio y sostener sus gastos. Su función y situación, determinadas por la Providencia, es inamovible y el mismo trabajo manual, considerado degradante, los priva de parte de su libertad: otros ganan para los campesinos su salvación, otros los defienden de las agresiones. Mientras que se diluyen las últimas formas de esclavitud (a comienzos del XII se pierde en Francia el uso de la palabra servus), el campesinado en su conjunto aparece, por su misma función, sometido a la explotación de otros, sobre él pesan, reforzadas, las formas de coacción del poder.
El señorío
En el plano económico el feudalismo es, ante todo, la institución señorial y no sólo las jerarquías sociales que representa la teoría de los 3 órdenes, esta institución no es nueva, pero la evolución del poder político la ha transformado mucho.
Si bien no hay un corte exacto que deje a los campesinos de un lado y a los guerreros y hombres de iglesia del otro (muchos sacerdotes formaban parte del personal de un dominio como un molinero o el encargado de un horno; muchos caballeros sin tierras estaban en estado de dependencia doméstica en la casa de algún patrón que los empleaba y alimentaba, inversamente muchos campesinos adquirían muchas tierras, parte de las cuales trabajaban otros campesinos a cambio de una renta
de tipo señorial, muchos servidores de extracción humilde encargados de administrar los dominios de un señor explotaban a sus subordinados y se quedaban con la renta, en la práctica formaban un señorío particular), sin embargo esto no impide que la sociedad feudal se ordene en dos grupos sociales: uno, el de los señores, engloba a eclesiásticos y caballeros, el otro a los campesinos. La conciencia que los señores adquieren de si mismos lleva a considerar escandaloso que un trabajador se eleve y comparta sus privilegios; así, en los años del milenio, cuando las estructuras feudales terminan de implantarse, un movimiento interno llevó a consolidar la situación señorial de la caballería y la iglesia y a aumentar la brecha económica con los campesinos.
Este movimiento de consolidación de las fortunas aristocráticas se desarrolló en dos planos diferentes: 1- se disminuyeron las donaciones de los laicos a la iglesia, 2- se redujo la división sucesoria por herencia.
1- A mediados del XI disminuyen muchísimo las donaciones piadosas, este fenómeno va unido a un lento surgimiento de la idea de que era posible salvar el alma sin necesidad de comprar el perdón divino por medio de la iglesia; pero fue más influyente aun la aparición de la moneda que permitía ofrecer donaciones que no fueran la tierra.
2- El otro elemento de consolidación de las fortunas aristocráticas estuvo dado por la lenta modificación de las estructuras de parentesco que acompañó a la implantación del feudalismo. Cabe recordar que en la tradición germánica la herencia se dividía en partes iguales entre todos los hermanos. Pero ahora, en los estratos más elevados de la sociedad, los lazos tienden a ordenarse rígidamente para que la herencia no se disgregue, se crea el linaje: una dinastía, una sucesión masculina: el hijo mayor sucedía al padre en el control de los bienes legados por los antepasados para garantizar a la familia la el mantenimiento de su situación privilegiada. En este marco estricto se tendía a limitar la proliferación de la descendencia, la familia autorizaba a lo sumo a dos de los hijos a contraer matrimonio legítimo, los demás se destinaban a las dignidades eclesiásticas, además, se optó por dotar a las mujeres de bienes muebles y quitarles todo derecho sobre los raíces. Estas prácticas frenaron las fuerzas de dispersión de las fortunas laicas, la aristocracia durante este período hundió más fuertemente sus raíces en sus bases territoriales.
EL FEUDALISMO
Este apunte ha sido elaborado a partir del libro de Georges DUBY Guerreros y campesinos. Desarrollo inicial de la economía europea del 500 al 1200. Madrid: Siglo XXI, 1976
El orden feudal
Feudalismo, en sentido amplio, se refiere a las formas que revistió el poder en Europa occidental hacia el año 1000.
El feudalismo se caracteriza, en primer lugar, por la descomposición de la autoridad monárquica (acelerada por las invasiones en el IX que los reyes carolingios no pudieron contener). La defensa del país, función primordial de la realeza, pasó a manos de los príncipes regionales; después la mayor parte de los grandes principados se disgregaron a su vez, de la misma forma en que se habían disgregado los reinos; jefes de menor importancia, primero los condes y luego hacia el 1000 los que mandaban fortalezas, lograron la independencia de los príncipes.
Este movimiento llena todo el X en la Galia, se extiende a la monarquía inglesa, penetra Italia, aquí se modifica ligeramente por el vigor de las ciudades, en Germania tarda en introducirse porque las estructuras políticas carolingias son muy fuertes hasta comienzos del XII.
La fragmentación del derecho de castigar y mandar, de asegurar la paz y la justicia, se inscribe en marcos territoriales cada vez más chicos hasta que finalmente se ajusta a las posibilidades concretas de ejercer la autoridad efectiva. Esta fragmentación era de hecho una adaptación de la organización política a las estructuras de la vida material; la mutación se realiza en el momento mismo en que, en el interior de este medio campesino, se perdía poco a poco el recuerdo de las guerras periódicas de saqueo y coincide con la instauración de una práctica nueva de la guerra y con el establecimiento de una nueva concepción de la paz: la ideología de la "paz de Dios"
El desarrollo de esta ideología acompaña las últimas etapas de la feudalización, aparece antes del 1000 en el sur de la Galia, luego se extiende por toda la cristiandad latina; sus principios son muy sencillos: Dios había delegado a los reyes la misión de mantener la paz y la justicia, como los reyes nos son capaces de hacerlo, Dios reasume su poder y lo concede a sus servidores, los obispos, apoyados por los príncipes locales. Así cada provincia se reúne en concilios convocados por los obispos y con la asistencia de los grandes y sus guerreros, estas asambleas pretenden disciplinar la violencia e imponer reglas de conducta a quienes llevan armas, se aplican sanciones morales y espirituales, los combatientes deben comprometerse bajo juramento a respetar normas para no ser excomulgados. Si bien en los campos de Occidente siguieron los conflictos militares, la paz de Dios tuvo una gran influencia en el comportamiento de los hombres y en las estructuras económicas más profundas. Creó por primera vez una moral coherente de la guerra, en la primera etapa de la Edad Media la guerra era una actividad normal, ningún beneficio era más justo que el obtenido de la guerra, pero en adelante no fue lícito combatir, al igual que comerciar, sino dentro de límites muy precisos, se prohibió toda violencia militar cerca de los santuarios y contra los sectores sociales más vulnerables: los pobres, la masa popular, y los eclesiásticos. La fragmentación de Europa en innumerables células políticas habría podido multiplicar los enfrentamientos, dar nuevo vigor a las guerras tribales y restaurar estructuras económicas basadas en el pillaje. De hecho la "paz de Dios" contribuyó a desviar la
agresión que contenía la sociedad feudal hacia el exterior del mundo cristiano, contra los "infieles" estaba no sólo permitido sino que era saludable que los hombres de guerra desplegaran su función específica, de aquí surge el espíritu de cruzada. Cada vez se vio más como un peligro para la salvación del ama apoderarse de los bienes de las iglesias y de los pobres, pero la "paz de Dios" legitimó en compensación la explotación señorial no violenta al presentarla como el precio de la seguridad ofrecida a los trabajadores.
Esta moral desemboca en una representación sociológica que vino a ajustarse estrechamente a la realidad de las nuevas estructuras económicas y que, simultáneamente, dio a estas mayor firmeza: la teoría de los tres órdenes, hacia el 1000 las prohibiciones establecidas por los concilios de paz llevaron a la madurez esta teoría lentamente elaborada en el pequeño mundo de los intelectuales. Tal teoría se puede explicar así: desde la creación Dios ha dado a los hombres tareas específicas, unos tienen la misión de rezar por la salvación de todos, otros están llamados a combatir para proteger al conjunto, al tercer grupo, el más numeroso, le corresponde mantener con su trabajo a los que oran y a los que guerrean. Este esquema ofrecía una imagen simple y servía para justificar las desigualdades sociales y la explotación económica. Este marco mental rígido y claro encierra todas las relaciones de subordinación creadas desde tiempos remotos entre los campesinos trabajadores y los señores dueños de la tierra, estas relaciones son las que rigen los mecanismos de un sistema económico que, simplificando, se puede llamar feudal.
Los tres órdenes
Este modelo ideológico está construido por los intelectuales de la época, todos miembros de la Iglesia, en él los hombres de la oración están en la cima de la jerarquía de los órdenes: están exentos de toda punción sobre sus bienes, pero además requieren de una parte considerable de la producción llegara a sus manos para ser ofrecida a Dios y redistribuida entre los más pobres; por esto entre los actos económicos prevalecen los de consagración y sacrificio, efectivamente en los 5 o 6 decenios que rodean al 1000, las donaciones piadosas en favor de los establecimientos religiosos alcanzan su mayor amplitud. Este enorme trasvase de bienes raíces, del que se beneficiaron en primer lugar las abadías benedictinas y secundariamente las iglesias episcopales, puede ser considerado el movimiento más importante entre los que animaron la economía europea del momento. Este movimiento de acaparamiento de riquezas, que colocó a la Iglesia de Occidente en una situación temporal preeminente, llevó ya desde mediados del XI a quienes se esforzaban por comprender mejor el mensaje evangélico, a criticar duramente las ataduras temporales de los servidores de Dios; llevó también a alimentar todas las propagandas heréticas de las que surgieron los intentos de reforma; llevó además a aumentar sin cesar durante el XI y XII, el número de monjes y clérigos. Estos hombres no estaban totalmente desligados de la producción: -el clero rural compartía la suerte del campesinado, los sacerdotes de oratorios e iglesias campesinas empujaban personalmente el arado y explotaban con su familia, muchos eran casados, la parcela de tierra que el señor le concedía; - los monjes y canónigos reformados tenían por regla el trabajo manual, sobre todo los provenientes del campo que no participaban plenamente en el oficio litúrgico. Pero un número considerable de hombres de iglesia era rico y meramente consumidor, vivían con comodidades señoriales, sobre todo los de alrededor de las iglesias catedralicias; además no concebían celebrar la liturgia sin suntuosidad. Buena parte de las riquezas la dedicaban a socorrer a los pobres, practicaban ampliamente la hospitalidad; esta
redistribución, cuidadosamente ordenada por los reglamentos monásticos, contribuyó muy eficazmente a reducir la extensión de la miseria; pero esta redistribución es secundaria con respecto de lo dedicado al lujo de la celebración del oficio divino. La actitud económica de los dirigentes de monasterios y de las iglesias era una sola: gastar para la mayor gloria de Dios.
Los especialistas de la guerra tenían la misma actitud de gastar, pero para su propia gloria y en los placeres de la vida. Esta categoría social debe ser considerada la clase dominante de este tiempo, pese al valor preeminente atribuido a las funciones de los eclesiásticos y pese a las riquezas y a la superioridad numérica de estos. De hecho la teoría de los 3 órdenes y las instituciones de paz fueron elaboradas en función del poder del grupo militar; su situación y su comportamiento rigen la economía feudal en el XI y XII. Este grupo posee la tierra, vive en la ociosidad y considera a las tareas productivas como indignas de su rango y de esa libertad eminente cuyo privilegio pretende reservarse. La disolución de la autoridad monárquica ha colocado a todos los miembros de este grupo en una situación de independencia y en actitudes mentales que en otro tiempo eran propias del rey, así, la clase guerrera no acepta otro servicio que el que libremente a elegido prestar, rehúsa toda prestación que no haya sido consentida y no acepta despojarse de sus bienes salvo por donaciones gratuitas y generosidades mutuas. Como su vacación es la guerra el principal destino de su riqueza es hacia los medios más eficaces de combate: perfeccionamiento del equipo de los guerreros, mejora de las cualidades del caballo (instrumento principal y símbolo de su superioridad, en esta época los guerreros reciben el nombre de caballeros), procura de las mejores armas ofensivas y defensivas. Desde fines del XI la coraza se ha hecho tan compleja que vale tanto como una buena explotación agrícola, el perfeccionamiento constante de la metalurgia está impulsado por el afán de mejoramiento de las armas. En el XII los progresos de la arquitectura militar llevan a la remodelación de los castillos. Además de los gastos de guerras, este grupo también mide su valor en el lujo, el fasto y la prodigalidad, en su moral el placer de derrochar es una de las virtudes principales.
Los trabajadores, capa madre formada por el gran conjunto del pueblo, proporciona a las élites de los oradores y guerreros los medios para mantener su ocio y sostener sus gastos. Su función y situación, determinadas por la Providencia, es inamovible y el mismo trabajo manual, considerado degradante, los priva de parte de su libertad: otros ganan para los campesinos su salvación, otros los defienden de las agresiones. Mientras que se diluyen las últimas formas de esclavitud (a comienzos del XII se pierde en Francia el uso de la palabra servus), el campesinado en su conjunto aparece, por su misma función, sometido a la explotación de otros, sobre él pesan, reforzadas, las formas de coacción del poder.
El señorío
En el plano económico el feudalismo es, ante todo, la institución señorial y no sólo las jerarquías sociales que representa la teoría de los 3 órdenes, esta institución no es nueva, pero la evolución del poder político la ha transformado mucho.
Si bien no hay un corte exacto que deje a los campesinos de un lado y a los guerreros y hombres de iglesia del otro (muchos sacerdotes formaban parte del personal de un dominio como un molinero o el encargado de un horno; muchos caballeros sin tierras estaban en estado de dependencia doméstica en la casa de algún patrón que los empleaba y alimentaba, inversamente muchos campesinos adquirían muchas tierras, parte de las cuales trabajaban otros campesinos a cambio de una renta
de tipo señorial, muchos servidores de extracción humilde encargados de administrar los dominios de un señor explotaban a sus subordinados y se quedaban con la renta, en la práctica formaban un señorío particular), sin embargo esto no impide que la sociedad feudal se ordene en dos grupos sociales: uno, el de los señores, engloba a eclesiásticos y caballeros, el otro a los campesinos. La conciencia que los señores adquieren de si mismos lleva a considerar escandaloso que un trabajador se eleve y comparta sus privilegios; así, en los años del milenio, cuando las estructuras feudales terminan de implantarse, un movimiento interno llevó a consolidar la situación señorial de la caballería y la iglesia y a aumentar la brecha económica con los campesinos.
Este movimiento de consolidación de las fortunas aristocráticas se desarrolló en dos planos diferentes: 1- se disminuyeron las donaciones de los laicos a la iglesia, 2- se redujo la división sucesoria por herencia.
1- A mediados del XI disminuyen muchísimo las donaciones piadosas, este fenómeno va unido a un lento surgimiento de la idea de que era posible salvar el alma sin necesidad de comprar el perdón divino por medio de la iglesia; pero fue más influyente aun la aparición de la moneda que permitía ofrecer donaciones que no fueran la tierra.
2- El otro elemento de consolidación de las fortunas aristocráticas estuvo dado por la lenta modificación de las estructuras de parentesco que acompañó a la implantación del feudalismo. Cabe recordar que en la tradición germánica la herencia se dividía en partes iguales entre todos los hermanos. Pero ahora, en los estratos más elevados de la sociedad, los lazos tienden a ordenarse rígidamente para que la herencia no se disgregue, se crea el linaje: una dinastía, una sucesión masculina: el hijo mayor sucedía al padre en el control de los bienes legados por los antepasados para garantizar a la familia la el mantenimiento de su situación privilegiada. En este marco estricto se tendía a limitar la proliferación de la descendencia, la familia autorizaba a lo sumo a dos de los hijos a contraer matrimonio legítimo, los demás se destinaban a las dignidades eclesiásticas, además, se optó por dotar a las mujeres de bienes muebles y quitarles todo derecho sobre los raíces. Estas prácticas frenaron las fuerzas de dispersión de las fortunas laicas, la aristocracia durante este período hundió más fuertemente sus raíces en sus bases territoriales.
viernes, 15 de abril de 2016
Gif
https://media.giphy.com/media/VOYqDniK7BGjS/giphy-downsized-large.gifhttps://media.giphy.com/media/VOYqDniK7BGjS/giphy-downsized-large.gif
lunes, 4 de abril de 2016
Suscribirse a:
Entradas (Atom)